Saturday, 19 November 2011

La dilatación

Hace un tiempo, una de mis doulitas iba a dar una charla sobre la dilatación. Nos preguntó al resto de la compis que se nos ocurriría para compartir con futuras mamás, y escribí esto sobre la dilatación:

La dilatación es un regalo para la mamá. Por un lado, es el gran puente, el momento activo
de transición emocional entre "yo embarazada" y "yo madre de Jacinto." Es un largo puente,
con luces de colores, de diferentes intensidades, algunas que te abrigan, cálidas, otras que
te obnubilan, y otras que te noquean de pura blanca ardiente intensidad. Es nuestro regalo,
nuestro derecho, poder hacer el camino sobre este nuestro puente al ritmo que nos dé la gana
(o nos deje el cuerpo).

Desde un punto de vista más práctico, la dilatación es un increible regalo. Nos estamos
preparando para que una persona pase por la vagina. Será chiquita (la persona), pero la vagina
más. Todo nuestro cuerpo se está preparando. El final (léase, la persona que entra al mundo
a través de mi cuerpo) llega sí o sí. Poder ir abriendo camino es un provilegio que tenemos que
resguardar. Durante la dilatación la intensidad de las contracciones va in cerscendo. Con pausas
y vaivenes, pero en líneas generales, va aumentando en intensidad. Por suerte! de a poquito
nos vamos preparando.
Es un momento desicivo. Es nuestro. Si lo cuidamos, si nos sabemos respetar, tá chupao.

La dilatación es un momento que nos permite elegir dónde nos vamos a parar, cómo vamos
a parir. A ver, parir duele. Las q dicen que no, o mienten, o siguen drogadas, o tienen conchas
desplegables. La dilatación es fácil, porque va de a poco. Porque te da respiros, pausas, para
volver a ubicarte, para poder transitarlo con calma, para disfrutar. Es emocionante, porque
confirma que ya ya ya viene el bebito. También duele. Pero va de a poco, te va meciendo, te va
invitando a tu parto.

La dilatación es una pausa, un momento privilegiado, porque podemos elegir cómo vivirlo y
aprovecharlo. Hasta que, claro, se te ríe en la cara, te dice acá mando yo, pibita, y empezás a
vomitar bilis. Pero ahí ya estás de casi parto. Y ese es otro escrito, no?